sábado, 23 de febrero de 2019

Dibujos cabezones y patilargos


¡Hola a todos!


En este caso os quiero mostrar una práctica que realizamos en clase sobre las expresiones corporales.


¿Quién de nosotros no ha dibujado el típico monigote para dibujar una figura humana? Todos nosotros, no me cabe duda, pero seguro que no nos hemos parado a pensar en sus proporciones, que nuestro dibujo puede ser cabezón o patilargo si no prestamos atención a ellas.

Para que no nos ocurra esto, tenemos que intentar dibujar la figura humana con sus proporciones, y visualizando sus partes y articulaciones, para así poder dibujarla correctamente. Para ello, se aplica un canon.

En el arte clásico, el interés por las proporciones de la figura humana fue una de sus principales preocupaciones estéticas. Por ello, se establece una proporción entre la altura total del cuerpo y el alto de su cabeza. Este canon se entiende como cuántas cabezas caben en la altura del cuerpo. Para los artistas clásicos, el canon era un concepto ideal, donde existía una norma que marcaba cómo debían ser las proporciones del cuerpo humano ideal y armónico.

A lo largo del crecimiento humano se aprecia la evolución del canon. El canon va aumentando con la edad hasta la plenitud adulta, donde se alcanzan las 8 cabezas, y, a partir de aquí, comienza a menguar por la comprensión de las articulaciones.

En la historia del arte se ha realizado un uso expresivo del canon, y ha evolucionado mucho desde su comienzo hasta nuestros días.

Los egipcios, utilizaron el canon para la representación de la figura humana, pero en vez de tomar la cabeza como referencia tomaron el puño. De este modo, los cuerpos miden 18 veces el tamaño del puño.

El canon griego se centra en el ideal de la belleza formal como expresión de la armonía de las formas. En época clásica, este canon fue definido por Policleto en siete cabezas y media y por Lisipo en diez unidades, considerando que el cuerpo medía 8 cabezas.

En época gótica también se utiliza el canon, pero en este caso lo adaptaron a su objetivo, sugerir elevación del espíritu. Se emplea un canon alargado, mucho mayor que las ocho cabezas del adulto medio.

En época barroca, los cuerpos fueron más voluminosos, caderas anchas y cinturas estrechas, hombros estrechos y brazos redondeados y carnosos. En los hombres, destaca el pelo, la piel muy blanca y las mejillas rosadas, y trajes suntuosos.

En el Renacimiento, se aprecia el canon de Vitruvio, donde el cuerpo humano está encerrado en un círculo inscrito en un cuadrado, donde el ombligo es el centro y la figura humana corresponde a ocho partes de las que la cabeza es la unidad.

En la Edad Contemporánea, el arquitecto francés Le Corbusier creó un nuevo canon al que denominó modulor, de 2,26 metros de altura.

¿Cómo podemos aprender a dibujar la figura humana con las proporciones correctas? Es tan simple como practicar. Al igual que aprendemos a escribir las letras repitiéndolas una y otra vez, aprendemos a dibujar la figura humana de este mismo modo. Por ello, se ha planteado esta tarea como si fuera un cuaderno de los que todos hemos utilizado de pequeños en los que escribíamos una y otra vez las letras.

Para dibujarla, tenemos que fijarnos en primer lugar en la posición en la que aparece, localizando sus partes y articulaciones. Una vez que nos hemos tomado un rato para observarla pasamos a dibujarla, marcando las articulaciones y reconociendo sus partes, para así conocer la anatomía de la figura humana y no dibujar por ejemplo una pierna que sale del hombro. Así que si queremos que nuestros dibujos no sean cabezones o patilargos, tenemos que tener en cuenta las proporciones y nos quedarán perfectos.

Aquí os muestro mis dibujos:


Figura 1
Figura 2

Figura 3

Una vez hecho esto, pasamos a dibujar más figuras de mayor tamaño, aquí os las dejo para que le echéis un vistazo.

Figura 4

Figura 5

Figura 6


Referencias:





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