¡Hola a todos!
Bienvenidos a mi e-portfolio, dedicado a la cultura visual.
En la ESO los profesores que nos enseñaban plástica lo hacían de una manera muy monótona y tradicional por decirlo de alguna manera, ya que nos enseñaban a hacer determinadas láminas y el día del examen quien no supiera hacerlo no aprobaba.
Yo creo que es muy importante que los docentes tengan vocación y que les guste lo que están enseñando, ya que de esta manera, pueden transmitir esta pasión a sus alumnos. En mi opinión, estos profesores lejos de hacer que nos gustara la materia hacían que la viéramos como algo difícil a lo que enfrentarnos y no como un medio de expresión, ya que por ejemplo, si en las láminas había algún pequeño borrón de apoyar la mano al realizarlas, nos suspendían.
Todo cambió cuando cursé Segundo Curso de Bachillerato, que apareció una nueva asignatura llamada Historia del Arte. Al verla en la matrícula pensé "¿Qué será esto? Seguro que es algo aburrido y que tenemos que estudiar muchísimo." El primer día de clase, la profesora nos explicó generalmente en qué consistía la asignatura y pensé: "Bueno, parece mejor de lo que pensaba."
Durante el transcurso de la asignatura, cada vez me iba gustando más y tenía ganas de que llegara la siguiente clase para poder aprender más. Esto no era solamente por los contenidos, que realmente me gustaban mucho y me siguen gustando, si no por la profesora, que nos transmitía una pasión increíble en cada clase. Se podía observar la pasión que tenía por lo que nos estaba enseñando y sus esfuerzos incansables para que a nosotros también nos gustara, ya que siempre estaba motivándonos en cada clase.
Es observable como la actitud de los maestros puede repercutir en sus alumnos, ya que dependiendo de cómo nos impartan la asignatura pueden hacer que nos apasione o que podamos llegar a odiarla. Como futura maestra que soy, me parece un aspecto muy importante que impartamos las asignaturas a nuestros alumnos de una manera positiva y potenciando sus capacidades al máximo, e intentando transmitir nuestra pasión por lo que estamos enseñando, para intentar que a ellos también les guste.
Si nos limitamos a impartir los contenidos de una manera tradicional y a examinarlos duramente, sin despertar en ellos una curiosidad por la asignatura, los alumnos no van a desarrollar el gusto por ella, si no que van a pensar que es una asignatura más que tienen que superar para poder conseguir un título.
Gracias a esta profesora desarrollé mi pasión por la Historia del Arte, y dentro de ella lo que más me gusta es el Arte Clásico Griego y Romano, hasta el punto de realizar viajes simplemente por el hecho de querer conocer de forma real las obras que hemos estudiado en clase, como el Circo Romano o el Teatro Romano de Mérida.
De este modo he podido observar que si te gusta lo que estudias no lo olvidas nunca, ya que hoy por hoy, cuando visito cualquier ciudad puedo decir si su catedral es Románica o Gótica, por ejemplo.
Finalmente, me gustaría animar a todos los docentes y futuros docentes a que transmitan su pasión a los alumnos, ya que esta profesión es vocacional, y que desarrollen al máximo todas sus capacidades, ya que en muchos casos, los niños no desarrollan todas las capacidades que poseen por el simple hecho de que no les gusta la asignatura.
¡Hasta pronto!
Figura 1: Circo Romano de Mérida. |
Figura 2: Teatro Romano de Mérida |
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